miércoles, 26 de marzo de 2008

Maestro Amigo.

Jesús: EL Maestro


Enfir. Vocero del Norte. 15-03-2008. La Semana Santa o Semana Mayor es una oportunidad de acercarnos a ÉL, al Maestro, al Señor, al Mesías, al Cristo, aL Hijo de Dios o como Usted lo sienta, para que, identificándose con ÉL, recobremos en los Días Santos, la tolerancia, la comprensión y la nobleza hacia quienes han proferido ofensas que hieren nuestros sentimientos y que los contratiempos personales, familiares y económicos, sean reemplazados por pensamientos y acciones que nos acerquen a ÉL y a quienes al irse nos dieron la oportunidad de “darnos cuenta que tenemos alma porque su ausencia nos dolió”, si, a ÉL, a ellos y ellas que nos están esperando para que juntos el día de la resurrección, “reandemos lo andado”.



Profesionalismo y calidad moral.
Enfir. Vocero del Norte. 23-02-2008. Fue el último Inspector Escolar que su zona de influencia abarcaba Jalisco (norte) y Nayarit y por consecuencia supervisaba la Secundaria de San Felipe, cuando lo hacía, la única acongojada era mi inolvidable Directora Juanita Cedano Torres (RIP), el resto del personal, se inquietaba (desde ese entonces hasta nuestros días) por no tener los planes de clase, pero de ninguna manera nos atemorizaba, veíamos en él, al Directivo, que era modelo de profesionalismo y responsabilidad en su tarea administrativa, además, a quien tenía la calidad moral para aceptarle a ojos cerrados, su instrucción, su consejo y su apoyo técnico, y no digo que reprendía, porque un inspector de su condición... recomienda. Aún el “Talecho” no olvida que quién lo motivó a que dejara de fumar fue el Inspector.
Todavía recuerdo que la supervisión la terminaba con una plenaria, en la que todos desfallecíamos de hambre, pero ninguno se rajaba, porque el Sr. Inspector así lo requería, todavía eran los “tiempos del cólera”, en los que el Inspector “paso a paso, golpe a golpe, hacía camino”, cuando a él, se le respetaba su membresía y se le objetaba cuando incurría en desacato, pero también, cuando veía injusticias como el Quijote, su juicio “desfacía entuertos”. Cierta ocasión, las hordas de Jerónimo impedían que me dieran 4 horas de incremento, entonces, Juanita Cedano le expuso la injusticia y a los pocos días me llegó un telegrama donde me daban las 8 horas que había vacantes, el Inspector había expuesto su condición. Del Inspector actual, ni hablar, no se lo merece quien no hace nada por rescatar su dignidad por temor a la “rúbrica del tirano trazada por su látigo”.
Mi Inspector Escolar de cuando era docente, fue mi modelo a imitar cuando me nombraron Inspector Escolar, como tal, actuando en consecuencia y con el reconocimiento y el respeto ganado: “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar”.



El Peyaya, Manuel Navarrete.
Hijo de profesores, su padre, Manuel Navarrete Saavedra es uno de los íconos de la educación en Tecuala, al que los tecualenses, muy merecidamente lo hicieron epónimo de una de las escuelas del lugar y no podía faltar más, como es la costumbre mexicana el profe Navarrete a su primogénito lo bautizó con el nombre de MANUEL y los vecinos lo rebautizaron con el apodo de PEYAYA y no basándose en sus características físicas o en sus cualidades, sino que éste comentaba que cuando muy pequeño, todavía sin dominio del lenguaje y con una gran simpatía que conservó hasta los últimos días de su existencia, los vecinos le hacían travesuras de cariño “simulando” agarrarle el pipirín y manuelillo tomando unas piedras los amenazaba: “te voy a dal unas peyayas” y así fue como nació su nombre por el que fue más conocido.
Manuel, tuvo la fortuna de casarse con María Dolores Illán, con la que procreó cinco hijos más parecidos a la madre que al papá, el matrimonio quería que fueran tres, pero siempre hay un campito para otro improvisado en la cuna del más “pequeño” y fueron dos más. Lola fue una excelente esposa que siempre estuvo al pendiente de la formación de sus hijos y al cuidado de su esposo, hasta el último momento a pesar de sus problemas de salud que le aquejan. El PEYAYA como profesor normalista no tuvo la trascendencia de su progenitor, pero si trató de ser digno hijo de él, laborando en varias escuelas primarias rurales y jubilándose en una escuela de la cabecera municipal.
Manuel era un mocetón rectangular de baja de estatura y no mal parecido, digno ejemplar costeño con las costumbres de este medio muy arraigadas, pero la virtud que lo significaba, era su simpatía innata que no iba de acuerdo a su físico, pero que tal vez contribuía para ello, su respeto a las jerarquías, su amabilidad, su aceptación a que lo bromearan y su disponibilidad a acompañar a los amigos, aunque el “mundo se le viniera encima”. El Peyaya, era un chico querendón que supo ganarse muchos afectos, los cuales se exhibieron en un funeral tan nutrido y con tantos comentarios anecdóticos del difunto, como pocas veces se ha visto en Tecuala, me lo dijo el profesor Chuy Cortes, el amigo con tan solo un brazo que era capaz de jugar de catcher y volarse la barda del estadio de Acaponeta, y que tanto lo quiso. Manuel demostró en el último momento terrenal que: “la virtud se ve tan bien en la ropa humilde de profesor normalista, como en la pomposa y fina de un rico empresario”.


Héctor Refugio Becerra Rodríguez
Héctor Refugio, nació en Tecuala el 19 de diciembre de 1941, un familiar hizo que su educación primaria la iniciara en una escuela rural de La Esperanza Jalisco, ante la resistencia de su papá, el cual, se obstinaba en ocupar a Refugio en la elaboración de dulces regionales y el aprendizaje de la música que era el oficio familiar, luego, ante la insistencia de Cuco, su papá accedió a que terminara el nivel básico en la Escuela Primaria “Constitución”. Posteriormente, ingresó y egresó en la Escuela Secundaria “Amado Nervo”, donde ya era Director el Profr. Juan José Ley Mitre.
El Cuco, así lo llamaba su queridísima comadre Maria Elena Arellano; los dos fueron condiscípulos y junto con Rosa María Peña, Soledad Melín y la Profesora Inolvidable Elvia Jiménez Wonpio, formaron un grupo social sentimentalmente muy unidos. Maria Elena lo recomendó para que ingresara como Profesor de Artísticas en la Escuela Secundaria FederaL de San Felipe Aztatán, ahí fue donde lo conocí y con el tiempo llegué a fincar una buena amistad con él y su esposa Esthela Mallorquín Reyes con la que engendró cuatro hijos, Eneida Selene, José Rogelio, Isaura Rosana y Eleané Valeria. Esthela subsiste por la calle Juárez oriente en Tecuala, en el mismo domicilio donde integró su familia con Héctor Refugio.
El Profesor Cuco Becerra, como lo conocían sus alumnos y compañeros de la escuela donde prestaba sus servicios hasta el día de su fallecimiento, alcanzó una gran popularidad, porque todo lo que hacía era una manifestación simpática que lo caracterizaba y que la comunidad se lo festejaba. El Cuco hacía el recorrido diario de Tecuala a San Felipe, inicialmente, en una bicicleta que parecía imposible que resistiera, luego, cuando todos sus compañeros compraron automóvil, él compró una motocicleta de rodado delgado que la cuidaba como si fuera la “niña de sus ojos”, orgulloso iba y venía y viceversa y hasta se daba el lujo de dar “rait” a algún alumno que se retrasaba y por último, adquirió un modelito atrasado de automóvil que lo embelleció renovando su pintura y poniéndole accesorios de alumnio, lo cuidaba tanto, que los “raites” se acabaron. El Cuco fue un instrumentista musical que dominaba todos los instrumentos de percusión y de cuerdas, un profesor improvisado de educación artística, un músico por herencia y placer, un docente de gran eficiencia y sensibilidad con gran dominio de su especialidad, doy testimonio, de que el Profe Cuco era capaz de improvisar en término de dos horas, un conjunto musical estudiantil con ocho músicos y que tocarán mínimo doce piezas musicales.
Su trato afable con todos, el deleite mostrado al hacer su música, la dicha con la que vivió, la empatía manifestada y el afecto que supo dar, fueron ingredientes, para que en sus exequias, se le despidiera multiplicados los dones que nos otorgó: “Hay amigos que lo son para la ruina, pero los hay más afectos que un hermano”: La Biblia. Hasta después de Semana Mayor, en condiciones normales. Email: firje@hotmail.com

No hay comentarios: