domingo, 13 de septiembre de 2009

José María Morelos y Pavón I


SIERVO DE LA NACION: Historia Oficial

Bicentenario de la Independencia de México

Enrique Figueroa Romero. Educomentarios. Vocero del Norte


“Con cinco generales como Morelos conquistaría el mundo”: Napoleón Bonaparte

José María Cleto Morelos y Pavón, es el genio militar de la Guerra de Independencia de 1910 y uno de los más grandes héroes de la Historia de México. Su capacidad de estima con el pueblo y su pericia para dirigir su ejército, fueron cualidades que le permitieron convertirse en uno de los grandes hombres que nos heredaron la nacionalidad. Identificado con los principios de libertad y de justicia, jamás cedió en su lucha que le costó la vida y le confirió la inmortalidad.

Nació en Valladolid, hoy Morelia, el 30 de septiembre de 1765 y murió en Ecatepec el 22 de diciembre de 1815. Este hombre era de una extracción humilde, sus padres, Manuel Morelos y Juana Pavón, un mestizo y una negra, lo impulsaron a convertirse en la leyenda que es. Pasó su primera infancia entregado a las labores agrícolas y al aprendizaje de las primeras letras. En ausencia de su padre, se empleó como atajador de mulas y arriero por las rutas de Valladolid, México y Acapulco. A la edad de veinticinco años (1790) reanudó sus estudios en el Colegio de San Nicolás, en Valladolid, donde tuvo como maestro a Miguel Hidalgo y Costilla, con quien, veinte años después, la historia lo uniría en una gesta memorable: la Independencia Nacional. Terminados sus estudios, mereció la investidura de presbítero el 21 de diciembre de 1797. Entre 1798 y 1799, Morelos fungió como cura interino de Tamácuaro, de la Huacana y de San Antonio Urecho. En 1801 fue designado cura propio de Carácuaro, cabecera de Nocupétaro y Acuyo, poblaciones de Michoacán.

Morelos, decidió unirse a la guerra de Independencia, para convertirse, por encargo de Don Miguel Hidalgo, en el encargado de organizar la lucha al sur del país. Organizó y fue el artífice de la segunda etapa (
1811-1815) de la Guerra de Independencia de México. En sus inicios, carecía de hombres y armas, sin embargo, con su experiencia e inteligencia logró controlar en sólo cinco años Michoacán, México, Puebla, Oaxaca y Veracruz. Reunió el congreso de Chilpancingo en 1813, declarando de esta manera la independencia auto dominada “República del Anáhuac", Al derrotar con gran destreza a los españoles, en Tixtla, Valdero, Chiautla de la sal e Izúcar, se le reconoció como el “Generalísimo”, título que rechazó haciéndose llamar “Siervo de la Nación” y según la leyenda, el general Napoleón Bonaparte, emperador de Francia exclamó al saber sus antecedentes; “¡Con cinco generales como Morelos conquistaría el mundo!”. El sitio de Cuautla, que fue roto tras casi un año de asedio realista, se cuenta entre los triunfos más notables de Morelos y su ejército, de este último formaban parte, Mariano Matamoros, los hermanos Galeana y los hermanos Bravo. Un año más tarde promulgó la Constitución de Apatzingán, en base al documento escrito por Morelos, intitulado Sentimientos de la Nación.

A causa de la persecución realista, el Congreso decidió pasar a Tehuacán, y Morelos fue el encargado de su custodia. El día 5 de diciembre de 1815, fue atacado por Concha y hecho prisionero por Matías Carrasco, antiguo insurgente. Se le llevó a Atenango del Río y se ordenó su traslado a la capital y llegó el 22 a la ciudad de México. Se le inició causa y el día 27 fue declarado hereje y degradado. Pasó a la Ciudadela, y el 20 de diciembre Calleja lo sentenció a muerte. Fue llevado a San Cristóbal Ecatepec, donde se le fusiló. Su prisión y muerte fueron el golpe más duro que recibió la insurgencia. En 1828 su ciudad natal recibió el nombre de Morelia. Maximiliano le erigió una estatua en 1865 y, en 1869, Benito Juárez decretó la creación del estado que lleva su nombre. El 16 de septiembre de 1925 sus restos fueron llevados a la Columna de la Independencia.

El Sacrificio
En un coche a las seis de la mañana del 22 de noviembre de 1815, abandonó Morelos la ciudad de México. En el coche iban sus guardianes y un cura que le prestaba sus auxilios espirituales. Al pasar por la Villa de Guadalupe Morelos pensó que ahí lo iban a fusilar.
- Aquí me van a sacar; vamos a morir - dijo a sus acompañantes.Pero el coche siguió hasta San Cristóbal Ecatepec, sitio designado para el sacrificio.
En San Cristóbal, bajó el prisionero, se le introdujo en un cobertizo y se le ofreció una taza de caldo.
Llegaron varios sacerdotes vecinos para ayudarle a bien morir. Morelos habló de cosas indiferentes con el jefe encargado de su custodia.
En un momento éste le dijo:
- ¿Sabe usted a qué ha venido aquí?
- A morir - respondió Morelos.
- Tómese el tiempo que quiera - le contestó.
- Antes me fumaré un puro; es mi costumbre - comentó Morelos.
Fumó despacio, tiró la colilla y dirigiéndose a su guardián le dijo:
- Un abrazo; no hay que afligirse.
- ¡Señor General!
No quiso que lo vendaran y avanzó con torpeza porque le pesaban los grillos de los pies. Le habían atado los brazos con las correas de los fusiles. El oficial dijo:
- Hínquenlo aquí.
Morelos se hincó sin ayuda de nadie, de espaldas a los soldados. Sonó la descarga de cuatro fusiles y Morelos cayó aún con vida. Le dispararon otra vez.
Un cura cubrió su cuerpo con su capa. A las cuatro de la tarde lo enterraron en el cementerio de la parroquia de San Cristóbal.Así nació a la gloria de México don José María Morelos y Pavón, héroe de la Guerra de Independencia.

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