Votar o no Votar
Enfir. Educomentarios
Con los “pericasos alópatas” que me recetó mi médico y que traigo conmigo de a dos por día, hay que ver que resulta de mi columna y que reflexión puedo hacer con la polémica suscitada los últimos días y que incluye las opciones VOTAR o NO VOTAR para el 5 de julio de 2009, fecha en la que los votantes que se decidan a asistir a las urnas perderán un domingo y tendrán por gusto o por conveniencia que elegir a los candidatos que serán los diputados que integren la HHH Cámara de Diputados del HHH Congreso de la Unión y los que no decidan se harán los distraídos y no alterarán su comodidad dominical. Para ese día no hay más que dos opciones, VOTAR o NO VOTAR, por ley y ejerciendo un derecho ciudadano, todos debemos de sufragar con las excepciones estipuladas por la ley y por lo tanto, quienes no lo hagan con las excepciones legales estarán solamente renunciando a un derecho que la ley otorga, pero que no castiga, porque no votar no es delito electoral por la sencilla razón que no hay antecedentes, de que se hayan cubierto castigos económicos o carcelarios para quienes no hayan cumplido con el archipublicitado lícito de VOTAR.
Para mí, la decisión de no votar es más difícil de tomar que la de votar, estos últimos lo hacen por costumbre, por mediana cultura democrática, por mezquindad o por inercia, “como los bueyes al matadero” y serán alrededor del 40% del padrón electoral, en cambio los primeros, Un 60% de la nómina electoral, lo hacen después de encontrar diversas justificaciones para presumir el valor de abstenerse de VOTAR. NO VOTAR es un extremismo y es la opción que está agarrando mayor impulso, el abstencionismo, que es lo mismo, alcanzará cifras records al menos que las que se obtengan se maquillen, como es una costumbre y en la que somos campeones en nuestro país, para dar la impresión de que la realidad es otra.
Hay muchas razones que determinan que la ciudadanía recurra al abstencionismo, entre ellas tenemos:
. Desinterés por la política y por considerarla una porquería y por lo tanto, lo que suceda o deje de suceder los tiene sin cuidado.
. La decepción derivada de elecciones anteriores aumentará, los desencantados que no han satisfecho sus expectativas se sumarán, porque para ellos, no tiene sentido gastar tiempo, dinero y esfuerzo sin retribución.
. La indignación de no ver cristalizados los cambios que los han llevado a las urnas,
. La frustración que ocasiona presenciar gobernantes iguales o peor que los que le antecedieron y que los candidatos no son más prometedores o menos malos.
. El desaliento que ocasiona observar en los partidos la ineptitud y la pudrición de sus dirigentes, el divisionismo al interior, la corrupción y la impunidad son ostensibles, jamás sus funcionarios inmorales han sido llamados a cuentas.
. La desilusión de no palpar una renovación ideológica, una estructura renovada o una actualización política, por lo que ir a votar en esa condición se puede considerar una claudicación a la democracia.
. Desanima a lo grande, observar las grandes riquezas amasadas por los políticos y sus familiares, pero también es desalentador el mercenarismo, el corporativismo, el oportunismo y las catervas de inútiles que vegetan en torno al poder.
. No tiene sentido asistir a las urnas en tanto se sigan observando incongruencias de moral e imparcialidad en los funcionarios del IFE, cuya probidad debe estar al margen de toda duda y que el organismo este conformado sin la intervención de los partidos.
. La indiferencia que ocasionan actores políticos mediocres o repetidos sin ofertas atractivas e inéditas.
El abstencionismo es una manifestación de una ciudadanía frustrada, pasiva, apática, incrédula, desencantada, molesta, asqueada, harta de que su asistencia a las urnas sea utilizada por la clase política que sin contraer compromiso alguno con la ciudadanía solo sirva para su beneficio personal. Muchos son los ciudadanos que consideran que no vale la pena concurrir a las urnas, porque ello, entrañaría legitimar un sistema electoral que es defraudante, que no da visos de cambios democráticos reales y que su autonomía es dudosa.
El abstencionismo ha crecido, seguirá creciendo y seguirá siendo una manifestación de protesta en contra de los vandalismos políticos, pero desgraciadamente no es solución que cambie la situación política nacional, por la sencilla razón que legalmente todo está preparado por las mafias políticas organizadas, para que con pocos o muchos votantes que sufraguen, sean suficientes para que se elijan los malos gobernantes que los partidos nos ofertan con todos los recursos que les entrega el estado.
Definitivamente se lo merecen con creces, ya es tiempo de mandar al infierno a los políticos, cuando menos a los malos es el sentimiento generalizado, pero eso es imposible ya que la democracia partidista requiere de ellos para existir, y no es absteniéndose de votar la forma de prescindir de tales bichos perniciosos, porque además, aunque poquitos no todos lo son. Votar por un partido político es obsoleto, ninguno es garantía por sus principios e ideología y mucho menos con los políticos que lo integran, hay que votar por el candidato de un partido que al menos hasta la hora de sufragar, sea el que se merezca nuestra confianza y garantizar de seguirlo haciendo mientras tanto nos ofrezca candidatos de la misma calidad, pero también, sin tentarnos el corazón negarles nuestro voto cuando los candidatos que nos oferten sea lo peor. Los candidatos plurinominales son los parásitos del sistema electoral, por antidemocráticos, deben desaparecer irremediablemente.
El sufragio costó mucho a nuestro país, tan solo millones en la Revolución de 1910, por lo tanto sería un desperdicio de sacrificio el no usarlo y mucho más el anularlo. VOTAR es el mecanismo de poder seleccionar el que nos parezca bueno o menos malo, de los muchos que están dispuestos a “sacrificarse por el pueblo $$$”, si lo seleccionamos una vez es democracia, pero si nos lo vuelven a poner después de conocer el tamaño de las uñas o de que es un títere que para nada sirve y los volvemos a seleccionar, eso ya es “penitencia” y merecido tenemos que nos hagamos acreedores a todos los males que nos han heredado los pésimos gobernantes que de nuestro sistema electoral han surgido y que tienen hundido al país.
“Abstenerse de votar, vendría a ser algo así como “me importa un pito las elecciones, quien gane y todo lo demás”.